Es una
película británico-estadounidense que nos cuenta un pasaje en la vida de Louisa Clark (Emilia Clarke), una chica que ayuda económicamente a su familia
hasta que pierde su empleo en un café local.
Después es
contactada por la madre de Will Traynor (Sam
Claflin), un hombre que debido a un accidente de motocicleta quedó
confinado a una silla de ruedas. La muchacha le advierte a su empleadora que
ella no tiene ningún conocimiento para lidiar con una persona que se encuentra
en esa situación.
Sin embargo,
a la mamá de Will esto no le importa y la contrata de todas formas, pues piensa
que la energía y alegría de la chica, pueden hacer que su hijo vuelva a tener
la ilusión de vivir. Algo que no he mencionado es que en el pasado Turner era
un muchacho sin ningún problema físico al que le encantaba la acción y la
aventura.
Al principio
Will ni siquiera saluda amablemente a Louisa, puesto que aún su mente no ha
sido capaz de olvidar su pasado. Sin embargo, poco a poco la atolondrada
actitud de Clark hace que éste vaya dejando salir sus emociones de nuevo.
Podríamos
decir que nos encontramos ante una historia romántica, aunque con toques de
drama. Las actuaciones son buenas y en general la puesta en escena es correcta.
No pienso
mencionar ningún punto importante de la trama, aunque no puedo dejar de decir
que a algunas personas que conozco el final de la película les ha encantado. En
tanto que hay otras a las que les ha parecido fatal.
Creo que eso
se debe a que cada quien se coloca en el extremo que conoce. Es decir, si eres
una persona que ha sufrido problemas físicos durante mucho tiempo, seguramente
te pondrás de lado del protagonista.
En cambio, si
solamente has tenido conflictos emocionales que de alguna u otra forma has
logrado solucionarlos de manera satisfactoria, estoy convencido que la visión
de Louisa será la tuya.
Déjame tu
opinión en la sección de comentarios y gracias por tu visita.
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