lunes, 13 de febrero de 2017

Review Spoilers: Fifty Shades Darker 2017



Fifty Shades Darker 2017

Después de varios meses de no escribir una crítica cinematográfica, la película que me trajo de vuelta a las reseñas fue La LaLand: una historia de amor, pues ella me recordó lo maravilloso que puede llegar a ser el cine, cuando se cuenta una historia de manera correcta


Por cierto, en esta semana comenzaré a revisar las cintas nominadas a mejor película del Oscar para este 2017, por supuesto poniendo especial atención en La ciudad de las estrellas (título que se le dio a La La Land en España).


Sin embargo, hoy voy a centrarme en Fifty Shades Darker, la secuela de Cincuenta Sombras de Grey. Lo primero que llamó mi atención es que la sala estaba completamente llena, tanto de hombres como de mujeres de todas las edades.


Para poder comprender un poco el contexto de esta saga, decidí echarle un vistazo a la primera parte, pues creí que eso me haría falta para entender la motivación y complejidad de los personajes. (¡Qué equivocado estaba!).


Apenas terminaron de salir los títulos de inicio, entramos al departamento de Anastasia Steele y vemos como esta recibe un gigantesco ramo de flores blancas, provenientes del Sr. Grey.


Como dato curioso mencionaré que al término de la primera película, estos dos personajes terminaron “disgustados”, por lo que el obsequio que la chica acaba de recibir por poco termina en el cesto de la basura. Sin embargo, ella cambia de parecer y lo deja sobre una mesa.


Después se alista para ir a la presentación de una exposición fotográfica de su amigo José. Al arribar a la exhibición Steele se da cuenta de que todas las imágenes que se exhiben son suyas. De repente, se escucha a alguien decir que un misterioso hombre ha comprado todos los retratos. ¿De quién se tratará? Me pregunto yo.


Antes de que Anastasia salga del lugar, es interceptada por Christian Grey, quien literalmente le suplica que le dé una oportunidad para hablar con ella. La muchacha accede y después de la cena ambos se besan.


Al día siguiente se vuelven a encontrar, sólo que esta vez la conversación termina en la alcoba. Lo que yo no alcanzaba entender a este punto de la película es cómo era posible que una mujer que se quejaba de las costumbres así como del comportamiento “oscuro” de su “novio” al momento de apagar las luces en la recámara (Por eso fue precisamente que lo dejó), ahora le estuviese pidiendo que volviera a esos hábitos.


Luego la señorita Steele se entera de que su “macho alfa, lomo plateado” va a comprar la editorial en donde trabaja. Ella le reclama diciéndole que no necesita su ayuda para sobresalir en el ámbito laboral.


Por su parte, Christian le contesta que la adquisición de esa empresa nada tiene que ver con ella, sino que lo hace porque desea invertir en un negocio de esa clase, y casualmente esa es la mejor compañía actualmente dentro del ramo.


La trama sigue con altibajos y una que otra escena “subidita de tono” hasta que una noche Anastasia llega al estacionamiento de su casa, sólo para encontrarse que su auto ha sido destrozado por completo.


En ese momento, el señor Grey se la lleva a un lugar seguro (Un Mega Yate), pues no quiere que nadie le haga daño. Pocos días más tarde, cuando Steele ya está viviendo en la casa del millonario, decide ir a su antigua morada para recoger algunas de sus pertenencias.


Mientras “Ana” se encuentra revisando una habitación, una “fan” de Christian aparece y amedrenta a Anastasia con un arma de fuego lanzando un tiro al aire. Segundos después, abre la puerta el mismísimo Grey, quien tan sólo con lanzarle una mirada intensa y lapidaria a la intrusa, logra someterla por completo, quitándole el arma y poniéndola literalmente de rodillas a sus pies (esa proeza sólo se la había escuchado a Gorilove). Acto seguido, Steele es sacada del lugar por uno de los guardaespaldas de Christian.


Los acontecimientos sinsentido siguen ocurriendo, hasta que Grey le pide matrimonio a Anastasia. Ella por su parte le suplica que le dé tiempo para responder a su pregunta. Después el millonario se alista para ir de viaje a cerrar un negocio poco antes de su cumpleaños. En eso su novia le entrega un paquete cerrado y le dice que no debe abrirlo hasta el día en el que celebrará su onomástico.


La escena se corta y después vemos a Christian acompañado de una de sus asistentes pilotando un helicóptero (Sí, él lo puede todo, inclusive elaborar cupcakes de mora azul con ambas manos atadas a la espalda). De la nada ocurre una falla mecánica y la aeronave comienza a comportarse de forma errática.


Grey no pierde la compostura en ningún momento y trata de controlar el helicóptero a toda costa. Sin embargo, los espectadores intuimos (sarcasmo) que el final de esta “antítesis de caballero” está cerca, pues están a pocos metros de estrellarse.


En eso estamos, cuando la toma se corta y ahora nos encontramos en un bar en donde Anastasia se dispone a tomar unos tragos. De repente, mira la televisión y escucha que la nave donde viajaba su novio se estrelló. Lo bueno (al menos para ella) es que aún no han encontrado ningún cadáver.


Esa misma noche Steele regresa a la casa de Grey y “lloriquea” junto con los familiares de éste.

Hasta que por arte de magia ¡PUM!, se abren las puertas y ahí aparece Christian sin ningún solo rasguño (bueno, quizás hay un poco de hollín en su rostro y ropa, pero eso es todo).


Ambos amantes se abrazan y ella le pide que abra el regalo de cumpleaños que le había entregado con anterioridad. Grey lo hace y encuentra un llavero que en el reverso contiene la palabra “¡SI!”.


Antes de pasar al desenlace, se me había olvidado mencionar otra de las cosas más ridículas que ocurrieron en esta cinta (Si, aunque no lo parezca hay más incoherencias aún).


Recuerdan que Steele trabaja en una editorial, ¿cierto?, Pues algo que no dije es que su jefe directo (el editor de ficción) se la pasa toda la película “tirándole la onda”. Inclusive en una ocasión se atrevió a tocarla. Esta acción hizo que uno de los guardaespaldas de Grey entrara a ese edificio a “poner orden”.


Obviamente el sujeto es despedido y en menos de lo que canta un gallo Anastasia deja de ser la ayudante del editor, para convertirse en la jefa de esa área.


Además, “sus brillantísimas ideas” son escuchadas con suma atención, al igual que acatadas por la junta de consejo, sin que ninguno de los otros ejecutivos siquiera se atreva a cuestionarla. ¿Casualidad, karma, destino, Grey Power? Tú decides.


Por último, Grey organiza una fiesta para anunciar su enlace matrimonial con la señorita “Yo puedo sola, claro que con mi novio millonario la vida es más fácil” Steele. A todo el mundo le parece genial la idea, menos a la “Señora Robinson”, la primera amante de Christian, interpretada por una desmejoradísima y llena de botox Kim Basinger.


Ah sí, comienzan los fuegos artificiales luego de que se hace oficial el compromiso de los dos protagonistas. Luego la cámara se aleja y vemos al ex editor fumando un cigarrillo, esperando su revancha con Mister Grey.


(Ya se anunció que la parte final de esta trilogía se estrenará en febrero de 2018). 

Si me tocara calificarla yo le daría un 2/5, debido a que no creo que ninguna mujer en su sano juicio aceptaría todas las propuestas del tal Christian (salvo que se encontrara en severos apuros financieros y/o le guste “la vida fácil”).


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