Elizabeth "Miss" Sloane (Jessica
Chastain), es la mejor cabildera que existe en los Estados Unidos de
América. O al menos eso es lo que ella nos cuenta al principio de la película,
cuando deja en claro que un ganador invariablemente debe tener un as bajo la
manga, pues lo importante es salir con la victoria.
Sloane es
inteligente, decidida y sumamente arrogante. Además de esto, se distingue por
ser una persona sumamente fría y calculadora, capaz de dejar de lado los
sentimientos y a las personas que le sirven como colaboradores para conseguir
sus metas.
La cinta inicia
en un juicio que se le hace a “Liz” (como le llaman algunos) debido a que no
cumplió con el código de ética del Senado de la Unión Americana. John Madden, director de la cinta, se
encarga de ponernos en contexto, mediante el uso de atinados flashbacks.
Por ejemplo, la
observamos en el instante en el que renuncia a su antiguo puesto, para apoyar
la causa contraria a la que estaba defendiendo. Me refiero a que ahora desea
derogar una enmienda de la Constitución Política de su país en donde se le
permite a prácticamente cualquier individuo comprar un arma, con la excusa de
que la adquisición de ese material bélico le servirá al ciudadano únicamente
para defenderse.
Desde luego,
sabemos que el armar a la sociedad de manera indiscriminada, no resuelve el
problema de la violencia, sino que lo agrava paulatinamente, aunque eso es otro
tema. Regresando a la trama de Miss Sloane, sólo tengo alabanzas para el
trabajo que realiza Jessica
Chastain (a quien vi por primera vez en The
Help 2011).
La manera de
hablar, de vestir y sobre todo de mirar a los demás, nos indican que Sloane se
ha transformado en una fuerza incorruptible por decisión propia. Quizás por
ello, en ningún momento vemos que tenga un acercamiento con su familia, o que
se encuentre inmersa en una relación amorosa, pues involucrar al corazón en la
política nunca da buenos resultados.
A lo largo de
sus más de dos horas de metraje, cada una de las piezas del rompecabezas se
acomodará de manera tal, que estoy convencido de que el final les parecerá
satisfactorio.
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