Will Smith anhela con todas sus fuerzas que le
otorguen el premio de la Academia de Ciencias y Artes de los Estados Unidos (Oscar) a mejor actor. Digo esto, porque
no es la primera vez que este histrión afroamericano, arma una película con un
argumento extremadamente melodramático.
Hace años, ya
lo hizo con The Pursuit of Happyness
(En busca de la felicidad) en 2006,
al lado de su hijo Jaden. En Collateral
Beauty (Belleza Inesperada) Howard es el propietario de una agencia de
publicidad.
Es un hombre
bueno y exitoso que se dedica a darles charlas motivacionales a sus empleados.
No obstante, tres años después toda esa dicha se transforma, debido a que su
pequeña hija falleció.
A partir de este
momento, Howard literalmente es un muerto en vida. Se olvida por completo de su
compañía, se separa de su esposa, no conversa con nadie y vive en un pequeño
departamento como un ermitaño.
Durante su
proceso de duelo, la empresa que anteriormente encabezaba, pasa por momentos
difíciles. Esto es lo que ocasiona que sus “amigos” tracen un plan para traer
de nuevo al personaje de Smith a la realidad.
La estratagema
consiste en contratar a tres actores para que encarnen al Tiempo, Amor y a la
Muerte, conceptos intangibles a los que Howard les escribe cartas esperando
obtener una respuesta del porqué le arrebataron a su pequeña tan pronto.
El resto del
elenco bien podía encabezar los títulos de varios proyectos individuales. La
veterana Helen Mirren cumple con su
rol adecuadamente, aunque por momentos sus intervenciones llegan a molestar al
espectador.
Jacob Latimore quizás sea el más fresco, comportándose
frente a Howard como un muchacho irreverente. Por su parte, Keira Knightley está totalmente desaprovechada,
pues su tiempo en pantalla es ínfimo.
Completan el
reparto Edward Norton, Kate Winslet, Michael Peña y Naomi Harris.
Lo que no me
gustó de este producto cinematográfico es que su estructura está hecha para
conseguir “la lágrima fácil”, planteando situaciones que para nada enternecen.
Eso sí, el desenlace funciona para que comprendas algunos de los agujeros
argumentales y al mismo tiempo, salva a la película de convertirse en algo
mediocre.
En conclusión,
creo que no se puede manipular a la crítica especializada con guiones en los
que únicamente se busca el lucimiento de un actor, para que eso a su vez lo
encumbre como una de las figuras importantes del cine actual.
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