He notado, que en los últimos años las propuestas independientes se han adueñado no sólo de las salas cinematográficas sino de festivales importantes a nivel mundial. El tema más recurrente de estos filmes son principalmente las denuncias de los excesos políticos afrontados por EE.UU., luego de los acontecimientos del ya sonadísimo 9/11.
Ahora bien, cabe mencionar que los
niños son casi siempre el centro de atención de este tipo de cine y debo
decir que desde hace ya algún tiempo no había visto una percepción tan
honesta de un tema como este.
La cinta retrata la historia de unos niños en medio de la frontera donde se vive una batalla entre Irak y Turquía. Es ahí donde Satélite,
un preadolescente de una comunidad marginada, trata a toda costa de
conseguir una antena parabólica para su aldea y así ver lo que sucede a
su alrededor.
A lo mejor esta sinopsis les parece muy “boba” pero encierra en realidad una cantidad enorme de dolor humano.
Desde el desgarrador retrato de la
paternidad endilgada al protagonista, hasta los niños mutilados, son
cuestiones que nos enseñan de manera muy convincente que cualquier razón
de guerra, no es suficiente para destrozar las ilusiones infantiles de
una manera tan violenta y repentina.
Si bien los actores no realizan
papeles que trasciendan más allá de sus cortas edades, se muestran los
suficientemente creíbles. Por supuesto no de manera tan amarillista como
puede ser por ejemplo “Kids, vidas perdidas (1995)”.
Y es que hay que recordar que el
cine Iraní es diferente en la forma en que aborda los tópicos con
respecto al cine “occidental”.
En resumen, debo confesar que no
soy adepto a este tipo de género, pero es muy reconfortante saber que
por cada desilusionante filme, existen buenas cosas como “Las Tortugas Pueden Volar“. Ganadora además del Festival de Berlín en el año 2004.
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