Esta película se encuentra basada en la novela de Paulo Lins, quien repasa la evolución de la delincuencia en Cidade de Deus una población de Brasil, a lo largo de tres décadas. El resultado es una adaptación muy satisfactoria.
El metraje nos muestra los acontecimientos a través de la mirada de Buscapé,
un niño que no se deja arrastrar por la marginalidad que le rodea y que
posteriormente acabará convertido en fotógrafo de esa misma realidad.
Pero el auténtico protagonista de esta historia es la propia Cidade de
Deus, marco geográfico y social, testigo del crecimiento del crimen
organizado.
Cabe sin duda destacar que este
filme posee una marcada estructura, compuesta de tres partes bien
diferenciadas, tanto a nivel argumental como formal, que a su vez se
inscriben en una forma circular que se acaba cerrando llegado su tramo
final.
Las tres funcionan bien de forma
autónoma, a pesar de que están relacionadas entre sí por el devenir de
los acontecimientos y la progresión de los personajes en el tiempo. La
primera, localizada en los años 60, se centra en el llamado “Trío
Tierno”, capitaneado por Cabeleira, un muchacho que junto a dos colegas
comete pequeños robos armados en la zona. Aquí se puede hablar de una
delincuencia bastante ingenua con respecto a lo que llegará después; se
roba para subsistir, entregando el dinero a los padres.
Posteriormente llegamos a los años
70, y Zé Pequeno se apodera del protagonismo, un tipo sin escrúpulos que
se ha establecido como líder de una banda a base de liquidar a sus
oponentes. Domina el negocio de la distribución de la droga, controla
toda la zona y su poder es la ley. Por último, en los años 80, estalla
la violencia en todo su apogeo.
Otro punto a su favor es que en
esta parte de la historia, se opta por la cámara en mano con cortes
bruscos y desenfocados. La fotografía también se endurece, esto hace que
la narración se vuelva más caótica, junto con una atmósfera turbia.
En resumen. Ciudad de Dios
es un título que se debe tomar en cuenta, porque rompe con la imagen
que suele tenerse del cine realizado en Brasil, un gran desconocido por
la mayor parte del público. (Como fue un poco mi caso)
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